Somos muchos los que no sabemos que hacer con nuestra vida.

Desde que salimos del colegio sentimos la presión de ¿qué queremos ser cuando grandes? y llegamos a la universidad con la incertidumbre de no saber si escogimos bien nuestra carrera profesional. Y con el tiempo llegan los años y el título profesional, y aun seguimos con la misma pregunta.

He llegado a la conclusión de que existe una gran diferencia entre lo que queremos ser y lo que realmente somos; y que si seguimos respondiendo a esa pregunta desde el punto de vista de los demás, y no desde nuestra perspectiva, nunca aprenderemos cómo ser felices, ni cerraremos esa brecha llamada insatisfacción.

Muchas veces creemos que escogiendo nuestra carrera profesional estamos eligiendo nuestro futuro, y resulta que un diploma no define quienes somos, y menos lo que haremos con nuestra vida.

Ejemplo de esto son los médicos manejando empresas, administradores conduciendo taxis, e ingenieros electrónicos dirigiendo agencias de turismo.

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No estoy diciendo que esté mal hecho, lo que intento mostrar es la gran mentira que nos hicieron creer cuando decían que teníamos que tener un título universitario para llegar a ser alguien en la vida…

Esta es una mentira que nos ha hecho mucho daño, nos ha perjudicado tanto que, hoy en día, tomamos un trabajo para ser alguien, y no para ser felices.

¿Qué clase de vida es esa? En la que te levantas con ganas de no ir a trabajar, en la que necesitas de un psicólogo los domingos para madrugar el lunes, y en la que solo ves alegría en los días de pago.

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Yo, por ejemplo, no sabía qué quería para mi vida. Salí del colegio pensando ser arquitecto, historiador y hasta psicólogo, y resulta que las universidades no pensaban igual que yo, razón suficiente para no ser admitido en ninguna…

¿y entonces qué hago, pensé? Tanta presión me hizo escoger administración de negocios, porque todos tenemos algo de empresarios y más en una cultura como la nuestra.

Sin embargo, la razón para estudiar estaba clara, yo tenía que estudiar porque tenía que ser alguien en la vida, no importa quién, pero alguien.

Pensé que un título universitario me iba a solucionar mi problema existencial y no fue así terminé la universidad y tampoco sabía qué hacer con mi vida

La misma pregunta del colegio pero ahora en un contexto más complejo, porque en nuestras casas no se mantienen vagos y hay que salir a producir.

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Se suponía que luego de convertirme en administrador de negocios iba, finalmente, a convertirme en alguien en la vida…  y resulta que ya era ese alguien, pero no se sentía bien, no sentía ese placer que hay cuando hacemos lo que nos gusta, nos apasiona. Cuando tenemos un propósito de vida.

Y es que me había convertido en el alguien de otros, y no en el mío.

En ese momento sentí que había llegado el momento de tomar una decisión. No una decisión como las anteriores, descartando posibilidades o sintiéndome obligado. No.

A diferencia de las otras veces, esta era la primera vez que iba a tomar una decisión de forma consciente, siendo honesto conmigo mismo y con mi futuro.

Algo tan sencillo como hacer lo que realmente me apasiona era algo muy complejo  para mí, hacer aquello que me gustara, dejando pasar oportunidades de negocio interesantes para muchos, y no para mí era todo un reto.

Fue en ese momento donde encontré el emprendimiento.

Para mí, emprender, va más allá de ganar dinero rápido, de ser mi propio jefe o ser el dueño de mi tiempo. Para mi emprender es hacer todo aquello a lo que le encuentro sentido, me motiva y me da la satisfacción de ser alguien, alguien feliz.

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Tal vez muchos de ustedes no saben qué hacer con su trabajo o con su vida, al igual que yo, y tal vez el miedo de enfrentarnos al fracaso o a la felicidad misma, nos impida hacer aquello que nos gusta y apasiona.

Y para bien o para mal, la vida es una. Nuestra oportunidad de ser alguien feliz esta agotándose día a día, momento a momento que malgastamos en una rutina que nos produce asco.

La buena noticia es que tampoco tenemos por qué saber qué es lo que queremos; nadie vino con la certeza de sus pasiones y sus gustos.

De hecho la vida se trata de eso, de descubrir que queremos ser, que queremos hacer y empezar a hacerlo, sin miedo alguno, con la certeza que si llegamos a fracasar, lo habremos hecho haciendo aquello nos hace felices.

[easy-tweet tweet=»Fracasar en la vida haciendo lo que nos gusta no es fracasar, es aprender.» user=»EmpHistorias»]

En su momento, no sabía quién o qué voy a ser, pero lo que sí tenía claro era lo que no quiero ser… y es ser simplemente alguien. Vamos más allá de ser alguien en la vida. Seamos alguien feliz.

¿Estas viviendo tu vida o la de alguien más? Solo es una, aprovéchala haciendo aquello que te gusta. Emprende la vida que quieres vivir.

Si vas a fracasar en la vida, por favor, que sea haciendo algo que te guste.

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