¿Emprender? ¿Para qué? Si en mi trabajo me va muy bien…
Esa es la pregunta a la que me enfrento desde hace 8 años que decidí abrir mi negocio.
Mi nombre es Susana Uribe, tengo 26 años, y soy emprendedora.
Hace 8 años como lo comenté pasó por mi cabeza la idea de abrir un negocio; o mejor dicho, una “escuelita” donde pudiera impartir clases de apoyo para los niños que presentaran dificultades en la escuela debido a que me encontraba cursando el segundo semestre de la Licenciatura de Educación.
En aquél entonces yo tenía 17 años, no tenía ni la más mínima idea de lo que necesitaba para abrir un negocio.
Corrí a contarle la idea a mi mamá, y ella me alentó. Después fui con mi entonces novio (ahora esposo) a decirle lo que se me había ocurrido mientras me bañaba y él también estuvo de acuerdo en que era una buena idea.
Para no extenderme más, la idea surgió un sábado por la mañana, y para el lunes en la tarde me encontraba firmando el contrato de arrendamiento por un local que se encontraba en la misma plaza comercial donde mi familia tenía otros 3 negocios.
[publicidad_articulo]Recuerdo que el contrato ni siquiera se pudo hacer a mi nombre debido a que era menor de edad, y mi mamá tuvo que rentarlo por mí.
Entre mi novio y yo pintamos, pusimos un pizarrón, un escritorio y dos sillas. Y voalá el negocio estaba listo, por las tardes después de salir de la facultad me iba por las calles a repartir volantes con mis primos más pequeños y al cabo de dos meses llegaron las primeras dos señoras. Que por supuesto no se quedaban al ver que la maestra era una “niña”.
Y fue ahí cuando me tuve que enfrentar a la realidad, la gente no creía en mí. Las madres de familia no confiaban en que una muchacha tan jovencita fuera capaz de ayudar a sus hijos, y no las culpo.
Pasaban los meses, yo no tenía niños, la renta se tenía que pagar de todas formas y mi mamá me apoyaba económicamente con eso.
Ver: La emprendedora que ha levantado medio millón de dólares en inversión
Al siguiente año tuve la oportunidad de trabajar en un colegio (donde podría tomar más experiencia) y estudiar por las tardes-noches. No lo pensé dos veces y me fui, por supuesto el negocio se fue para abajo puesto que ya ni siquiera tenía tiempo de abrir en las tardes porque estaba estudiando.
Sin embargo comencé a atender a algunos de mis alumnos del colegio los sábados en ese mismo local que ya tenía acondicionado.
Después logré tener un poco más de niños cada vez, ahora el reto era organizar mi tiempo para poder trabajar, atender mi negocio (máximos 2 horas ciertos días) y seguir estudiando la licenciatura.
Ver: Cómo crear tu empresa un día a la semana
Pasados unos 2 años de esta manera me cambié de trabajo y noté que en aquella zona no había otro negocio que ofreciera lo que yo hacía.
Mi novio me insistía en que fuera a buscar locales saliendo de mi trabajo todos los días, yo le daba vueltas al asunto y lo evadía, hasta que fue tanta la presión que comencé a buscar.
Libros recomendados:
Cuando encontré una buena oportunidad rentamos el segundo local y abrimos otra sucursal (sí, otra sucursal, a pesar, de que la que ya tenía, ni siquiera estaba llena de niños, y probablemente no cumplía con el flujo suficiente para solventar los gastos de esa sucursal ni mucho menos de una nueva).
Afortunadamente en ese momento mi inmadurez no me permitió pensar en eso y ahí estaba yo, con un reto aún más grande, trabajando, estudiando y al frente de dos sucursales.
Pero como siempre, el que persevera alcanza, y pronto la segunda sucursal ya tenía niños, y la primera también, me intercalaba 3 días en una y 3 días en otra para atender a todos los niños.
Cabe señalar que ahora ya la gente creía un poquito más en mí, porque ya tenía más “experiencia” al trabajar en colegios.
Ver: Cómo crear tu empresa desde tu puesto de trabajo
Y así fue como inició Cepedi, un Centro Pedagógico que hoy en día tiene 3 sucursales, un equipo de 12 personas trabajando, donde atendemos a más de 130 niños al mes y donde ofrecemos diplomados, cursos y talleres para capacitar a terapeutas de otros centros que se dedican a lo mismo que nosotros.
El mismo centro que tiene en puerta la apertura de su cuarta sucursal próximamente.
Mis sueños a futuro
Mi visión va más allá de quedarme como estoy ahora. A mis 30 años espero tener ya 10 sucursales en el Estado de Nuevo León en México; tener una escuela para niños con síndrome down, otra para niños con autismo, una Estancia Infantil y viajar por lo pronto a otros estados de mi país a impartir los cursos que actualmente doy en el centro.
Si quieres contar tu historia, o tienes algo para contar, empieza aquí.
Jamás olvidaré el inicio, cuando nadie, a excepción de dos personas (mi esposo y mi mamá) creyó en mí. Cuando le conté mi proyecto a mis compañeras de la carrera cientos de veces con la esperanza de tener por lo menos una aliada, que me ayudara a enfrentarme a ese miedo terrible que me invadía.
Sin embargo como verás en otras historias, todo mundo cree que es una buena idea pero pocos están dispuestos a hacer algo por llevarla a la realidad.
Nunca estaremos listos
Y ahora mismo, mientras pienso en algo inspirador para contarles a todas aquellas personas que desean abrir su negocio, o bien para las que ya lo tienen, les puedo sugerir que no tarden más.
Ver: Nunca es un buen momento para emprender!
Jamás será el momento adecuado, jamás estaremos lo suficientemente preparados, y lo mejor de todo es que no lo necesitamos, porque si por algo se distingue cualquier emprendedor es por su habilidad para solucionar problemas.
Así que no pasa nada, no importa que no sepas como poner en marcha un negocio, lánzate y aprende sobre el trayecto.
[publicidad_articulo]Como alguna vez leí en Los secretos de la mente millonaria: “Emprender un negocio es cómo manejar en una carretera con curvas, no podrás ver lo que hay más allá de la siguiente curva, tendrás que esperar a pasar esa y entonces concentrarte en la siguiente.”
Así igualito será el camino de emprender, sólo podrás resolver una situación, problema o reto a la vez, pero si confías en tu capacidad para salir adelante y de no rendirte nunca, ¡Felicidades! Tienes todo lo que necesitas para abrir un negocio.
Es la primera vez que escribo y cuento esta historia, espero haya sido de su agrado pero sobre todo que pudiera ser útil a las personas que cómo yo nos interesamos por todos los temas de emprendedores, y que buscamos una motivación día a día para enfrentar los retos con la mejor actitud.
Continuar leyendo: Las 8 ventajas de ser una mujer emprendedora